Fundamentación
La fundamentación principal de esta metodología es el Aprender haciendo, a todos los niveles.
Una de las mejores formas de aprender es mediante la práctica. A modo de ejemplo vamos a comparar la metodología tradicional con la metodología AbAFP en un caso concreto: ¿Cómo va el alumnado a aprender a realizar un reglaje de faros en un vehículo?
Mediante el sistema tradicional, el profesorado invertiría varias clases en explicar en la pizarra o mediante proyecciones todo el procedimiento. Después organizaría una sesión en el taller para que todo el alumnado vea cómo se realiza el proceso en un vehículo real, pero solo tiene uno o dos regloscopios (la máquina que sirve para ver si los faros de un vehículo están alineados o están apuntando mal), por lo que tiene que tener a todo el alumnado atendiendo a la explicación. Con suerte, después de la explicación dejarán que el alumnado, trabajando en grupos, porque no hay coches ni regloscopios para todos, dejará que hagan este proceso en la práctica. Por último, para comprobar que el alumnado ha adquirido los conocimientos le hará un examen, que normalmente suele ser teórico.
Mediante esta metodología se tiene el inconveniente de que la mayoría del alumnado presta muy poca atención, tanto en clase como en la explicación en el taller. No solo por el perfil del propio alumnado, sino porque es difícil concentrarse en las explicaciones durante 6 horas seguidas los 5 días de la semana. De esta forma cuando el alumnado tiene que practicar, en el poco tiempo que tiene para ello, le surgen dudas que hace que no aproveche la sesión práctica, que como sabemos es la más importante.
Sin embargo, utilizando la metodología AbAFP, el alumnado se enfrentaría individualmente a esta actividad. En las instrucciones encontraría recursos que explican cómo realizar el proceso de reglaje de faros en un vehículo. Ya no es un sujeto pasivo del aprendizaje, es él mismo quien tiene que adquirir los conocimientos necesarios para realizar la práctica. Después de haber adquirido la base suficiente es hora de que baje al taller, y utilizando la información técnica específica de cada vehículo (se la hemos suministrado en la propia actividad) debe realizar el proceso de forma autónoma e individual. Una vez que ha terminado le pedimos que en este caso concreto avise a su profesor, que in situ le va a hacer preguntas sobre el proceso que ha realizado, en su defecto se le puede pedir que envíe unas evidencias concretas del proceso que ha realizado, con las que el profesorado comprobaría que ha realizado la práctica con aprovechamiento, y se podría evaluar.
Mediante esta metodología el profesorado solo interviene si al alumnado le surgen dudas sobre el proceso, para dar permiso para utilizar maquinaria y vehículos, y en determinados casos para verificar y/o evaluar que se ha realizado alguna operación.
Como por medio de la observación del profesorado, o por el envío de evidencias al Moodle podemos certificar que se ha realizado correctamente la actividad, ya que ha sido evaluado, podemos deducir que el alumnado está consiguiendo un Resultado de Aprendizaje sin necesidad de exámenes escritos o prácticos. El no tener estos exámenes motiva mucho al alumnado, antes la mayoría estudiaban para aprobar un examen, y ahora centran su atención en realizar las actividades en el tiempo programado. El alumnado en clase es muy productivo, ya que sabe que tiene que finalizar un mínimo de actividades en un tiempo previsto, si no las realiza no llegará a la nota mínima.